hace ya unos cuantos días, de hecho, meses, leí este post en Ocurre by Jesús que ha dejado una huella en mí hasta el día hoy. en él, Jesús habla de la cantidad de fotos que tiene guardadas en su teléfono y en la nube, y su punto es que tiene una cantidad enorme de datos almacenados en forma de instantáneas, como dice él: un montón de mierda un montón de cosas que no voy a utilizar en la vida.
su texto me llegó particularmente porque yo soy precisamente todo lo contrario, pero siempre me han producido mucha ternura, y en realidad, admiración, todas esas personas a las cuales iCloud o Google siempre les está gritando que se les acaba el espacio de almacenamiento. a mí es que no me pasa. pero querría que me pasara.
el motivo es que tener cerca de 30.000 fotos en tu teléfono, como le pasa a él, lo primero que a mí me lleva a pensar es en la cantidad de momentos que tiene inmortalizados. quizás éstos podrían pensarse como irrelevantes o carentes de sustancia, pero esos son mayormente los momentos que componen la vida.
yo — lo he mirado — saqué, exactamente, 5 fotos en todo el mes de enero. ¡¡5!! francamente, es desolador. claro que ahora mismo me acuerdo de lo que hice hace dos fines de semana, pero en tres meses seguramente esas escenas de mi vida se hayan diluido en mi cabeza. tal vez, cabría pensar que los momentos realmente significativos, los que nos marcan, esos nunca se van. y eso es cierto, todo lo que me ha marcado, para bien o para mal, perdura aún en mi memoria. sin embargo, como ya he apuntado antes, la vida no se compone sólo de esos momentos “memorables”, sino, y de hecho, sobre todo, de un montón de momentos pequeñitos que se amontonan uno tras otro y construyen lo que somos y lo que tenemos. como: tomarte algo en una terraza con una amiga un viernes de invierno a pesar de estar a 4 grados en la calle (jamás voy a entender esto, pero me amoldo); salir a pasear un día de enero y que brille el sol y el cielo esté completamente azul; la primera vez que haces una receta nueva y te encanta cómo te ha quedado (o te hace gracia lo mal que te ha quedado); el primer concierto al que fuiste de tu artista favorito; tu padre soplando las velas en su cumpleaños; tu madre leyendo una novela que la tiene enganchadísima; tu hermano tirado en la cama con tu perro un día cualquiera de verano, etc. quizás esas cosas son pequeñas a simple vista, pero cuando miras hacia atrás y las ves, te das cuenta de lo grandes que se vuelven en perspectiva.
así que, a documentar la vida, se ha dicho. quiero poder volver a los momentos pequeñitos y sentir cómo han sido, y son, parte de mí.
xx
🌙
Qué guay que te haya inspirado un poquito! 🫂
Me ha hecho muchísima ilusión leer esto y yo también soy culpable de las 30.000 fotos, pero es verdad que siento que tengo mi vida entera documentada, y no tiene porque ser malo eso, todo lo contrario 💗 supongo que “debí tirar más fotos….”