Instantes de paz

momentos que se sienten como un atardecer de agosto en una playa del Mediterráneo, cuando el sol ya se ha puesto y sólo queda la última luz del día, el cielo es de un azul apagado pero dulce, mezclado con rosa y violeta en el horizonte, la brisa empieza a refrescar pero es un frescor acogedor, y tú estás allí sentada sobre la arena en frente del mar, los dos completamente en calma, imperturbables y acariciados por ese viento tan tierno:

leer con la ventana abierta y no tener ni frío ni calor, estar sumergida en la lectura y flotando en el silencio de fuera, que solamente rompe el piar de los pajarillos.

escuchar una canción y que la melodía descoloque algo en ti, que la letra describa precisamente lo que sientes que te ha pasado, o que te está pasando. darte cuenta de que esas son las palabras exactas puestas en el orden justo que necesitabas pero que tú nunca hubieras podido construir.

ver una película y que algo por dentro te haga clic, que cambie quién eres un poquito, o te reconduzca a ti.

que una persona cualquiera diga algo en una situación que te resulte completamente impredecible, y que te haga reírte desde el pecho, que te saque todo el aire de los pulmones y te contraiga todo el cuerpo. y luego respirar.

la luz del sol a través de las hojas de los árboles. sobre todo si lo árboles son altos y hay muchos, y miras hacia arriba y te sientes envuelta en ellos, temporalmente suspendida en un éter de destellos amarillos, azules y verdes.

salir con mi perro a pasear por el campo y verle correr y pasárselo tan bien, como si no conociera una felicidad más pura. que cuando viene hacia mí, parece que viene sonriendo (sonríe de verdad).

comprar flores y ponerlas en un jarrón, que llenen la habitación de color y de vida.

apreciar cómo los días se van alargando.

conducir de vuelta a casa de noche, por la autopista desierta, cuando el mundo está callado y es lento, y parece pequeño e inofensivo. quizás en realidad lo sea.

mantener la templanza ante situaciones que antes te causaban desasosiego.

ver fotos de momentos que, quizás no habías olvidado, pero no tenías presentes, y que te generen ternura.

mirar atrás y ver que has crecido, que todo al final sí tenía sentido.

volver a casa después de haber pasado el día fuera y sentir que todo está bien.
volver a ti misma después de haber pasado el día fuera, distraída o evadida, y sentir que todo está bien.
que todo está bien.

xx
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